Con el alma turbada
anunciabas Tu muerte
a aquellos que escuchaban
pero que no entendían
Eras la luz del mundo
enseñando en la tierra
Hijos de luz serían
quienes en Tí creyeran
Tu muerte se acercaba
y no se detendría
No pedirías al Padre
que te salvara ahora
El nombre de Tu Padre
sería glorificado
y Tú bien lo sabías…
La hora había llegado…
Viniste Tú a salvar
al mundo de tinieblas…
Viniste para amar
y no para juzgar…
Mas a Tí te juzgaron…
También te condenaron…
Corazones de piedra
sin piedad maltrataron
Se conmueve mi alma
ante tanta injusticia
Se humedecen mis ojos
Dos milenios después
Tú viniste a brindar
y fuiste torturado
Por querer ayudar
fuiste crucificado
Eras grano de trigo
y al morir diste fruto
Tu luz solo Tu muerte
podía multiplicar
Fariseos insensatos
creyendo exterminarte
solo daban el paso
que aún faltaba por dar
Con el alma turbada
y el corazón dispuesto
enseñabas al mundo
sobre la vida eterna
Mostrabas que la gloria
de Dios es verdadera
y volvían a latir
corazones de piedra
Devolviste esperanza
cuando estaba perdida
Sembraste paz y amor
en un campo desierto
Dos milenios después
simplemente agradezco
en nombre de este mundo
que sin Tí estaría muerto
Nueva York, 31 de marzo de 2015
9:15 a.m.
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