Capítulo XV
El niño y la niña estaban conversando como lo hacían todos los días cuando se encontraban en el lugar acostumbrado. Estaban hablando de la vida en general, de las cosas que les agradaban y de las cosas que eran importantes.
La niña estaba hablando sobre la noticia del día. Había fallecido una persona muy controversial, con mucho dinero y poder. Algunos lo admiraban y otros lo odiaban. Había muerto a causa de una larga enfermedad.
Después de escucharla, el niño le comentó: “Lo que para mí es más impresionante es que el poder y el dinero no sirven para nada ante la muerte” ¿Quién se hubiera imaginado hace tres años que esta persona, aún joven, con tanto poder, con tanta difusión y con tanta riqueza, hoy iba a estar muerto?. Seguro que si le hubieran preguntado hace unos años a la misma persona cómo veía su futuro, nunca hubiera pensado que su muerte estaba tan cercana…”.
“Sí”, dijo la niña. “Es realmente impresionante. Tenía séquitos a su alrededor. Las órdenes que daba se cumplían. Los que lo oponían, sentían la amenaza de su poder. Podía disponer de muchísimo dinero para ayudar o para destruir. En el fondo, con mover su dedo, decretaba la suerte de muchos. Y ahora… ya no está… No solo eso… sino que tuvo que sufrir por varios años, tratando de vencer su enfermedad, y dándose cuenta que nada de lo que tenía realmente le servía para vencerla. Al final, ella lo venció”.
“El poder y el dinero pueden ayudarnos en este paso terrenal transitorio. Si los usamos bien, pueden servir para ayudar a muchos. Debemos pedir sabiduría y actuar con humildad si llegamos a tener poder y dinero. Pueden ser bendiciones, pero también pueden corromper el alma. Muchas veces, quienes más ayudan a otros son los más pobres y quienes no tienen poder. Generalmente son mejores seres humanos…”.
“Es verdad”, dijo la niña. “Me imagino cómo se habrá sentido esa persona al enterarse de su enfermedad. A lo mejor pensó que con su dinero y su poder podría detenerla, controlarla y vencerla. Debe haber sido muy duro darse cuenta de cómo se iba debilitando y de cómo iba perdiendo facultades. Probablemente al final entendió lo que todos deberíamos entender…sólo permanecen nuestra alma y nuestro espíritu. Todo lo demás lo dejamos atrás…”.
“Por eso es tan importante que nos mantengamos puros y que no nos dejemos afectar ni por el dinero ni por el poder que son circunstanciales…un día los tenemos y un día podemos no tenerlos… Nuestra esencia debe ser la misma, independientemente de si los tenemos o no”.
“Por ahora yo no tengo ese problema”, dijo la niña riéndose.
“Yo tampoco”, dijo el niño sacándose los bolsillos totalmente vacíos.
La niña volvió a reír y se acercó a juguetear con el agua, mientras el niño la observaba.
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