«No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la
comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen.« (Efesios 4:29 DHH)
El corregir a otra persona de una manera amorosa tiene mucho poder; hecho de la manera correcta, es edificante. La diferencia entre la forma correcta e incorrecta es tu actitud.
Si lo único que estás haciendo es señalar las fallas, entonces detente. El objetivo debe ser el corregir, no el condenar. Necesitas preguntarte, «¿Cuál es mi motivación en todo esto? ¿Le estoy corrigiendo para mi beneficio o para su beneficio? »
En muchas ocasiones queremos corregir a las personas sólo porque están siendo tontos y nos están molestando. Pensamos: «Si dejaran de ser tan tontos, mi vida sería más fácil.»
Ese es el motivo incorrecto.
Al contrario, sigue Efesios 4:15, que dice que hablemos la verdad con amor. La clave para corregir adecuadamente es: afirmar a la persona, y luego corregir el comportamiento.
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