Autor:  Dora Reyes de Mészáros (1958)

 

corazon

 

Montoncito de amor, retoñito de mi alma

Sublime realidad de la unión de dos seres

Prodigioso pedazo de pureza y ternura

¡Qué inocente…Qué bello y qué indefenso eres!

 

 

 

En mis juegos de niña vivías en mis muñecos

Ya mayor, ¿cuántas veces suspiraba por ti?

Y un día alborotaste la paz de mis entrañas,

diciendo suavemente:  “Mamita, ¡estoy aquí!”

 

Incrédula y gozosa estoy ante tu cuna,

suspirando y sonriendo sin saber qué decir

Se me ocurre tan solo suplicarle al Señor

que por el buen camino te sepa conducir.

 

En silencio sagrado continúo mi plegaria:

“Que seas como tu padre, generoso y honrado”

Y mientras que me alejo dejándote dormido,

te bendigo mil veces, mi niñito adorado