Que Tu voz siempre me hable
y que yo siempre la escuche
Que sea familiar y clara
y que yo la reconozca
Que mi oído siempre esté presto
a recibir el mensaje
y que yo pueda pasarlo
a quien aún no Te conozca
Que el silencio siempre llenes
con Tu presencia infinita
Que en la soledad Te sienta
coloreando cada instante
Que en la montaña o el valle,
en ciudad o caserío,
resuene firme Tu voz
intensa y siempre vibrante
Caracas, 15 de julio de 2014
6:45 a.m.
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