Quisiera yo poder dar
más de lo que soy capaz,
sintiéndome complacida
llena de amor y de paz.
Quisiera poder brindar
cada uno de mis talentos,
con afecto y humildad,
a aquéllos que son más lentos.
Quisiera yo compartir
todo lo que Dios me ha dado,
ofreciéndolo con gusto
a quien se encuentre a mi lado.
Quisiera poder vivir
regalando a manos llenas
todo el amor que yo siento,
para así aliviar las penas.
Quisiera poder yo amar,
sin límite y sin fronteras,
sin que importen los estratos,
sin que importen las esferas.
Quisiera yo defender
al pobre de la injusticia,
y poderlo proteger
del odio y de la malicia.
Quisiera yo defender
al rico de la avaricia,
y poderlo proteger
del oro de la codicia.
Quisiera yo defender
al joven de su ignorancia,
y poderlo proteger
de su ímpetu y su arrogancia.
Quisiera yo defender
al viejo de la soledad,
y llenarlo del respeto
que merece por su edad.
Quisiera yo simplemente,
vivir una vida plena,
para sentir cuando acabe
que todo valió la pena.
Maritza querida,
Vive que vivir, vale la pena !…
Este poema, como todos, siempre toca alguna fibra… gracias !
Vivamos cada día a plenitud, dando lo mejor de nosotros mismos para Su gloria…¡Gracias, Évi, por tu comentario!