Señor, Tú nos enseñas
mentira, hipocresía…
Señor, Tú nos entrenas
para vivir la vida.
A mí misma me asombra
cómo es que día tras día
aprendo cosas nuevas
y encuentro la salida.
Cuando no veía nada…
cuando nada entendía…
De pronto hay un camino
cuando estaba perdida.
Pues es Tu Santo Espíritu
quien siempre a mí me guía,
quien me rodea de amor
y quien sana mi herida.
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Lexington, 7 de diciembre de 2012
5:00 a.m.
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